Instalada en la plaza de Zocodover
El editor toledano Antonio Pareja, junto a su hijo Antonio.
Este
trabajo esboza, apenas unos meses antes de que se produjera la
conmemoración institucional del cuarto centenario de la muerte en
Toledo de Domenikos Theotokopoulos, una aproximación al pintor
desde un punto de vista cinematográfico.
La
relativa escasez de estudios sobre cine e historia del arte en la
mayoría de las ocasiones, meras enumeraciones de películas basadas
en la vida de artistas, sin mayor afán de profundizar en este
binomio salvo escasas excepciones nos ha permitido elaborar esta
dimensión cinematográfica de Domenikos Theotokopoulos con entera
libertad, a veces condicionada por las dificultades que entraña el
reconstruir una filmografía con algunos ejemplos de más de setenta
años de antigüedad.
Artistas,
eruditos y curiosos han venido a nuestra Comunidad Autónoma desde
hace más de un siglo, interesados por sus ciudades y pueblos, por la
singularidad de los tejidos urbanos, por los rincones señeros,
conventos, iglesias y catedrales: Toledo, Sigüenza, Cuenca… que
ocupan un lugar propio en el panorama artístico español y europeo.
También recorrieron Castilla-La Mancha seducidos por sus paisajes,
de acusadas reminiscencias literarias e históricas. Y hubo pintores:
Beruete, Sorolla, Palencia, Enrique Vera, Úbeda, que los recrearon y
dignificaron al amparo de El Greco. Muchos de estos viajeros se
afanaron también por conocer y sentir los lugares por donde el
cretense vivió y transitó en Toledo, a la búsqueda de sus fuentes
de inspiración, de la mentalidad e idiosincrasia de sus clientes y
amigos, de sus obras señeras; obras que, desde la rehabilitación
del pintor, se han convertido en una imagen de marca de la ciudad y
de Castilla-La Mancha entera. Rehabilitación en la que jugaron un
papel sustancial toledanos ilustres: Francisco de Borja San Román,
Angel Vegue, Ramón Urabayen o Antonio Sierra. Y la aparición de
nuevas obras de El Greco en las primeras décadas del siglo XX, en
Almadrones, Cuerva, Daimiel, Huete, Las Pedroñeras, Malagón o
Sigüenza, que se unieron a las ya conocidas de Illescas y Orgaz,
reveló que la procedencia geográfica de los clientes del candiota
era más amplia de lo que se pensaba tradicionalmente, alcanzaba a
todas las provincias que hoy forman Castilla-La Mancha; cuadros de
devoción en su mayoría, de expresión apasionada y tratamiento
plástico libre, que demuestran que el fuego griego se extendió por
los campos de greda y almagra, poblaciones de romántica silueta y
llanuras esmeraldas, mesetas y serranías, las tierras de Castilla-La
Mancha a las que también alcanzó su memoria.
El
griego de Toledo es el catálogo que acompaña a la exposición que
está teniendo lugar en el Museo de Santa Cruz de Toledo (desde el
14 de marzo al 14 de junio de 2014) para conmemorar el cuatrocientos
aniversario de la muerte del Greco. Además de las obras en la
exposición, este catálogo incluye una comprensiva selección de
obras maestras del artista que nos permitirán un mayor conocimiento
y entendimiento de su trabajo. Con ensayos escritos por Fernando
Marías, Nicos Hadjinicolau, Richard L. Kagan y Joaquín Bérchez.
En este libro podemos descubrir un rico patrimonio vegetal que, en gran parte de los casos, había pasado desapercibido. En este libro se recogen más de 110 ejemplares, o grupos de plantas que por antigüedad, dimensiones, rareza, contexto socioecológico, relación con personajes y épocas u otros factores han derivado en plantas singulares. Acompañando a sus textos se publican 250 fotografías e ilustraciones inéditas.