martes, 29 de agosto de 2017

Editorial Orbis Mediaevalis



Especializada en la reproducción de manuscritos medievales



A continuación expongo, el anverso y reverso de cada marcapáginas


Desde los comienzos de la era cristiana y durante la Edad Media, el texto del Apocalipsis inspiró y potenció la imaginación de los artistas, debido a la riqueza de sus visiones proféticas y al poder de sus símbolos.  
El Apocalipsis de Valenciennes incluye los primeros restos de ciclos completos de ilustraciones bíblicas.


La elaboración de las miniaturas de este singular códice tuvo lugar en la Abadía Benedictina de San Bertín, centro de sabiduría y conocimiento de la Francia del siglo XIII.

  
En  el año 1200 se desarrolla una miniatura propia, de estilo independiente y original, 
de gran calidad, creándose nuevas fórmulas en el capítulo del libro devocional y privado.


El Apocalipsis de Lyon puede datarse entre 1445 y 1450 y fue escrito en el entorno literario y artístico del norte de Francia, en la región de la Picardie y del Artois, pudiendo afirmarse que muy probablemente se produjo en Arras o en Cambrai.  El manuscrito se conservó durante los siglos XVI y XVII en la zona de Arras; dos exlibris de dos reconocidos bibliófilos del norte de Francia, Alexandre le Blancq y posteriormente Maximilien Charles de Coupigny, dan fe de ello.


Entre 1270 y 1287, Guido delle Colonne, abogado italiano, historiador y poeta, escribió una versión latina en prosa de 35 capítulos, abreviando la famosa epopeya de Benoît de Sainte-Maure acerca de la Guerra de Troya, desde la expedición de los argonautas hasta la muerte de Ulises.


La cacería era el deporte aristocrático por excelencia y estaba dotada de una gran sofisticación; Gastón III, apodado Febus por sus cabellos dorados, soberano del Condado de Foix y de Bearn, en los Pirineos franceses, legó a la posteridad uno de los mejores tratados medievales sobre el  tema.


La obra se compone  de siete imágenes, conservadas en Venecia y en San Petersburgo. Las miniaturas son obra de uno de los más prestigiosos artistas del Quattrocento  florentino: Francesco Di Stefano, conocido como Il Pesellino. En su obra se pueden apreciar influencias de Filippo Lippi y de Fra Angelico.


La grandiosidad de las páginas de este códice indica, sin ningún género de dudas, que fue realizado para un gran monarca, Francisco I, considerado como el monarca emblemático del Renacimiento francés. Su reinado permitió un desarrollo importante de las artes y las letras en Francia. El artista que llevó a cabo este ambicioso proyecto quiso dejar patente en varias de sus páginas a quién iba dirigido.



Fuente: Internet


6 comentarios:

  1. Son una maravilla y me encantan los motivos que has elegido para la dedicatoria y el agradecimiento.
    ¡ Qué arte!
    Un abrazo
    Luisa

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    1. También los encuentro una maravilla. Para la dedicatoria y el agradecimiento, me ha parecido que estos motivos podrían ser originales.
      Gracias por tu amable comentario.
      Un abrazo.
      Lucía.

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  2. Tiene razón Marisa ¡Eres tan detallista!
    Te ha quedado una entrada preciosa, además de informativa

    Ya sabes, gracias a ti.

    Un abrazo.

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    1. Me gustan tanto, que he querido agradecértelos de una forma un poco especial. Cuando los recibí, me informé sobre las obras y he puesto una pequeña muestra en la entrada.
      Ahora, gracias por tu amable comentario.
      Un abrazo.
      Lucía.

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  3. Auténticas joyas en forma de mps. Cuanto arte esconden este tipo de ilustraciones realizadas en una época en la que la vida se vivía sin tantas prisas y agobios como ahora. Me gustan todos, pero por mi afición a la naturaleza, que no a la caza, el del Libro de Caza de Gastón III.
    Un abrazo

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    1. Los miro una y otra vez y en cada ocasión, encuentro algún detalle en el arte de estos marcapáginas y admiro el tiempo que dedicaron a las obras, los artistas que las realizaron. También a mi me gustan todos, aunque la delicadeza de la Virgen María cosiendo, lo hace especial.
      Gracias por tu comentario.
      Un abrazo.
      Lucía.

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