martes, 10 de abril de 2018

La Sevilla de ayer y de hoy




Alameda de Hércules,1812
Abrahan Jacobsz Hulk, grabador
Jean Lubin Vauzelle, dibujante
Aguafuerte y buril, iluminado a mano.

Es el jardín público más antiguo de Europa, ya que el paseo del Prado de Madrid, de 1570, se remodelaría en el siglo XVIII por completo. El hispalense servirá de modelo para muchos otros y en él se inspirarían la alameda de San Pablo de Écija (1578), la alameda Central de México (1592) y la alameda de los Descalzos de Lima (1611) por ejemplo.
Está adornado desde 1578 con dos columnas pertenecientes a un templo romano dedicado a Hércules que existió en la calle Mármoles y encontrados durante unas excavaciones para restaurar una vivienda, sobre ellas se colocaron dos esculturas, una de Julio César (restaurador de Híspalis) y otra de Hércules (mítico fundador de la ciudad), obras ambas de Diego de Pesquera.


En la parte frontal de los pedestales, en cada columna hay una inscripción. La de Hércules está escrita en español y es la que muestro en la foto y dice: Reinando en Castilla el católico y muy alto y poderoso rey don Felipe II, y siendo asistente en esta ciudad el ilustrísimo señor conde de Barajas, mayordomo de la reina nuestra señora, los ilustrísimos señores, Sevilla, mandaron hacer estas fuentes y alameda, y traer el agua de la fuente del Arzobispo por industria, acuerdo y parecer del dicho señor Asistente, siendo obrero mayor el magnífico señor Juan Díaz, jurado. Acabose en el año de 1574.
La de Julio César está escrita en latín


La iglesia de Santa Catalina  es un templo de estilo gótico-mudéjar construido en el siglo XIV.
En 1912 fue declarada Monumento Nacional, y es sede canónica de las hermandades de la Exaltación, de la Virgen del Carmen y del Rosario, y de Santa Lucía.
Este templo fue construido en el siglo XIV, sobre las ruinas de una mezquita anterior, conservando parte del mihrab y alminar en su torre. Si bien es de estilo gótico-mudéjar, ha sido sometida a varias renovaciones arquitectónicas y reformas a lo largo de los años.
Las obras de restauración integral (1923-1930) dirigidas por el arquitecto municipal Juan Talavera y Heredia, culminaron con la instalación de una portada gótica procedente de la desacralizada iglesia de Santa Lucía (siglo XIV). 
Actualmente se encuentra en restauración.


Este templo fue construido en el siglo XIV, sobre las ruinas de una mezquita anterior, conservando parte del mihrab y alminar en su torre. Si bien es de estilo gótico-mudéjar, ha sido sometida a varias renovaciones arquitectónicas y reformas a lo largo de los años.
Las obras de restauración integral (1923-1930) dirigidas por el arquitecto municipal Juan Talavera y Heredia, culminaron con la instalación a los pies del templo de una fachada gótica procedente de la clausurada iglesia de Santa Lucía (siglo XIV). Desde entonces, el portal gótico de la desaparecida iglesia, tapa a la puerta original de estilo mudéjar, convirtiéndose así en la puerta de Santa Catalina.



Arquillo de la Plata
Aguada. Achile Zo. (1850)
La Puerta de la Victoria, en Sevilla, fue también llamada Puerta de Abdelaziz o Arquillo de la Plata y se encuentra frente al lugar donde antaño estuvo el Postigo del Carbón, en la confluencia de la calle Miguel Mañara con la Avenida de la Constitución. Esta puerta no perteneció a la muralla, sino al recinto del Real Alcázar.


 Torre de Abdelaziz y el Arquillo de la Plata en la actualidad.
Están separados por un edificio de pisos.


Jules Decrrf, grabador
Gustave Doré, dibujante
La Giralda, 1874
Xilografía

Esta xilografía pertenece a la obra LÉspagne, publicada en 1874, fruto del segundo viaje que Gustave Doré realiza a Epaña acompañado en esta ocasión del barón Davillier. En el capítulo XII el relato recorre las calles de Sevilla y uno de los grabados, como no podía ser de otra manera, plasma la imponente torre de la Catedral. Hay testimonios del proceder de Doré a la hora de realizar sus bosquejos, prefiriendo la aguada y el gouache al lápiz, que reservaba para ultimarlos y la talla de las maderas, trabajando siempre varias a la vez.



Humilladero de la Cruz del Campo
Dibujo de N. Chapuy 1830

Al final de la calle Luis Montoto, eje y límite del distrito San Pablo-Santa Justa, se encuentra un monumento, tímido, discreto, pero de un valor simbólico tal que sin él no podrían entenderse algunas de las costumbres y ritos más profundamente incardinados en el corazón de Sevilla, como la práctica del Vía Crucis o la propia Semana Santa. Hablamos del templete de la Cruz del Campo.
Como todo humilladero, el de la Cruz del Campo construido en 1482 se erigió, en palabras de Jesús M. Palomero, «con el triple propósito de ordenar el tránsito, señalar el límite o término de la población vecina y fomentar la piedad de los viandantes, recordándoles su obligación cristiana de persignarse y arrodillarse-humillarse ante la imagen allí existente». En este caso un crucificado ya muerto y una dolorosa, ambos de Juan Bautista Vázquez El Viejo, autor de también de la sevillana talla del Cristo de Burgos.Aunque historiadores como Ortiz de Zúñiga lo justifican por ser el enclave donde emergían los fastuosos Caños de Carmona, que también fueron restaurados por decisión de De Merlo, en realidad la elección del lugar se basó en que aquella era la entrada más concurrida de Sevilla, «el acceso a una ciudad que bajo el gobierno del Asistente, se había convertido por voluntad de los Reyes Católicos en la primera sede castellana del Tribunal inquisitorial, y en baza principal para continuar la guerra de Granada»



Don Fadrique Enríquez de Ribera, Primer Marqués de Tarifa, aprovechó la existencia del devocional humilladero para trazar desde su palacio, la Casa de Pilatos, un camino que comprendiese 997 metros, 1.321 pasos, los supuestamente existentes entre el Pretorio y el Monte Calvario. Realmente la distancia en Sevilla es algo más del doble, como atestigua Federico García de la Concha Delgado. Incluso el propio Marqués aseguró en «Viaje a Jerusalén» que no era fácil determinar la distancia, y que la ciudad «no va ya por donde solía ir en tiempos de Jesús».
Serían los descendientes de Fadrique  los que fundarían la Pía Unión, en 1956, constituida por los diferentes Hermanos Mayores de las cofradías sevillanas. Durante 7 años mantuvieron la usanza del pionero Vía Crucis, pero después pasaron a celebrarlo en el interior del Palacio de Medinaceli, tradición que ha llegado hasta nuestros días.




Escena en la nave del Lagarto de la Catedral (1903)
Óleo sobre lienzo
Manuel García Rodriguez
En el patio de los naranjos, en la nave del lado Este justo antes de acceder por la puerta de la granada y colgados en la parte superior a la entrada, se encuentran cuatro objetos: de las vigas del techo se suspende un cocodrilo de madera de tamaño natural y adosados a la pared superior de la puerta se encuentran: un bocado de caballo, un colmillo de elefante y un bastón de mando.
 Existen varias leyendas populares referidas a estos objetos que narraremos a continuación.
 Por el año 1260, el sultán de Egipto envió una embajada al rey Alfonso X “el sabio” para pedir la mano de su hija Berenguela. La embajada trajo diversos presentes, entre ellos: un hermoso colmillo de elefante, un cocodrilo del Nilo vivo y una jirafa o animal similar, domesticada con su montura, su freno y bridas. El rey castellano rechazó la petición de mano de su hija, devolvió la embajada cargada de buenas palabras y de regalos para el sultán y aquí se quedaron: el cocodrilo, la jirafa y los presentes. Pasando el tiempo y muerto el cocodrilo, se disecó y su piel rellena de paja fue colgada en el patio de los naranjos junto con el freno, las bridas y el colmillo de elefante. Años después se colgó como recuerdo, la vara del embajador castellano que había regresado de Egipto.
El cocodrilo actual está tallado en madera por autor desconocido y se estima del siglo XVI. Por su tamaño y por haber estado forrado de tela que al partirse y desde abajo, daba la impresión de ser piel a jirones, popularmente en Sevilla siempre se ha creído que el animal era auténtico y estar disecado. Hoy en día sólo se conserva la estructura restaurada del animal en madera, popularmente llamado “lagarto” por no conocerse en aquel momento espécimen mayor que dicho animal y dando nombre tanto a la nave del patio que lo contiene como a la puerta de acceso desde el exterior a dicha parte del patio.
 Popularmente, existe la leyenda de que esos objetos fueron puestos en este lugar y de esa forma en representación de las virtudes cardinales: el cocodrilo como la prudencia, el colmillo como la fortaleza, el bocado como la templanza y la vara como la justicia, dando explicación de su designación específica la característica de cada objeto.
                                                             


Fuente:Internet


6 comentarios:

  1. Cada vez que veo tus magníficas entradas me doy cuenta de que mi visita a Sevilla tiene que tener una segunda parte, una tercera...

    Biquiños.

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    1. Es buen momento para la segunda parte. La semana que viene anuncian días primaverales. La tercera puede llegar en otoño, cuando Sevilla también está preciosa.
      Un abrazo.
      Lucía.

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  2. A mi me ocurre lo mismo, aunque me ha aprovechado más la visita a Sevilla que las enseñanzas de informática.
    Ahora era el momento de irse allí, que aquí vamos a terminar por desarrollar branquias para sobrevivir, ja, ja.
    Un abrazo y gracias por lo que nos haces disfrutar.
    Luisa

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    1. Se nota que la informática la vas dominando, de lo cual me alegro y también de lo provechosa que fue tu visita a Sevilla. Como le he comentado a Justa, parece ser que la próxima semana empezaremos a disfrutar de un tiempo primaveral y de la Feria que empieza el domingo (la noche del sábado, es la prueba del alumbrado y noche del pescaito); buena fecha para visitar Sevilla y ver in situ los monumentos expuestos en los marcapáginas.
      Gracias por tu comentario.
      Un abrazo.
      Lucía

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  3. Viendo estas fotos actuales y las de los mps, te das cuenta del cambio que ha sufrido Sevilla. Ambas épocas, con sus pros y sus contras. Los mps, preciosos y testimoniales.
    Un abrazo

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    1. Afortunadamente estos monumentos están bien conservados. La Iglesia de Santa Catalina está en restauración. El exterior ya ha sido descubierto y ha quedado fantástico.
      Gracias por tu comentario.
      Un abrazo.
      Lucía.

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