LA GRAN CASA
Nicole Kauss
El
insólito protagonista es un viejo escritorio que pudo haber
pertenecido a Federico García Lorca y que se vuelve un objeto de
fascinación o repulsión para aquellos que conviven con él. El
imponente mueble, uno de cuyos diecinueve cajones está
permanentemente cerrado, se torna así el hilo conductor entre los
distintos ámbitos donde se desarrolla la novela. En Nueva York, una
escritora ha estado utilizándolo desde que en 1972 se lo prestara un
poeta chileno, Daniel Varsky, víctima de la policía secreta de
Pinochet. Un día, una mujer que dice ser la hija de Varsky reclama
el mueble, y la vida de la escritora ya no será la misma. Al otro
lado del océano, en Londres, un hombre descubre el secreto que
durante cincuenta años le ha escondido su mujer. Y por último, una
joven norteamericana que estudia en Oxford traba amistad con una
excéntrica pareja de hermanos cuyo padre es un anticuario israelí
especializado en recuperar muebles expoliados por los nazis. Llevando
su arte narrativo a un nivel insospechado, Krauss reúne
pacientemente los elementos en apariencia dispares de un relato
fragmentado hasta convertirlo en una cautivante metáfora de la
memoria y de la herencia, no sólo material sino sobre todo
emocional.
La danza de la gaviota
Andrea Camilleri
El
insomnio ha vuelto a sacar al comisario Montalbano de la cama. Al
amanecer, con una taza de café en la mano, sale a la terraza para
contemplar el mar y asiste a un solitario y lúgubre espectáculo: en
la arena, una gaviota enferma, o quizá herida, parece ejecutar una
extraña coreografía antes de caer fulminada, como si la vida se
resistiera a abandonar su cuerpo para siempre. La imagen suscita en
el comisario los mismos sentimientos fúnebres e insidiosos que en
los últimos tiempos han enturbiado su mente, y se le antoja una
especie de premonición.
Y lo es. Las vacaciones que Montalbano
tenía previsto disfrutar junto a Livia se frustran cuando Fazio, la
inestimable mano derecha del comisario, sencillamente desaparece del
mapa. No ha vuelto a casa, su teléfono está desconectado y sólo se
sabe que iba a encontrarse con alguien en el puerto. Sus compañeros
se temen lo peor, y la visión de su querido Fazio herido, o tal vez
muerto, mortifica a Montalbano de tal forma que no reparará en
esfuerzos para encontrarlo.
Bien entrado en la cincuentena, Salvo
Montalbano vive cada día más angustiado por los efectos de la edad
y el desencanto. En otro sutil toque de humor de su genial creador,
los acontecimientos de La danza de la gaviota transcurren cerca del
lugar donde se está rodando un episodio de la famosa teleserie sobre
Montalbano. Por supuesto, éste evita a toda costa cruzarse con el
actor que lo interpreta, que es mucho más joven y atractivo, aunque
difícilmente tan irresistible para las mujeres como él.
Fuente: Internet
Elijo el primero: marcapáginas y libro.
ResponderEliminarUn abrazo
Justa Glez
Yo también.
EliminarUn abrazo.